Lo que define en todo su esplendor a un ser humano y lo que un ser humano maneja permanentemente es sin lugar a dudas, un miedo que le hace manchar los pantalones en cuanto oye algo que pueda ir en contra de lo que le han dicho que crea.
Tenemos así una ciudadanía a la que le van según los gobernantes, muy bien las cosas, porque intentando desde la pobreza vivir como los ricos, son estos los que en base a la retroalimentación de los miedos, los siguen teniendo atados internamente y negándoles cualquier evolución.
Todos así complacidos, los unos y los otros, y de vez en cuando surge algún marginal que les molesta un poco, muy poco, porque rápidamente lo matan de inanición.
¡Toda posibilidad está en el dinero! y cualquier cosa que a uno se le ocurra pasa por comprar y vender. Así nos dicen que son las cosas, y así creemos que son.
¡Todos complacidos! Los ricos porque lo son, los pobres porque lo único que quieren es ser ricos. Los unos dictando leyes para que cada día los otros sean un poco mas miserables y tengan un poco menos de todo. Los otros entendiendo que esto es por su bien para controlar una naturaleza torcida, aquella con la que nacemos por orden del Vaticano y de los gobernantes.
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