lunes, 21 de abril de 2014

AYUDAR AL PRÓJIMO

Es más valiente apoyar al prójimo que amarlo. Es más válido ayudarle en lo que se pueda, que repartir besos y abrazos.
No se puede ayudar a nadie, si no se comprende que el otro es nuestra proyección más valiosa y lo que en un momento dado puede ayudarnos a entender, que el primer mejorado en todo lo que hacemos por los demás, somos nosotros mismos. Si esto no se entiende se recurrirá a las viejas y supuestamente valiosas acciones, entre las que se encuentran la caridad y la solidaridad.
Ser solidario es estar cerca, pero no juntos. La solidaridad consagra de una manera más fuerte la caridad, porque da por hecho, que la desigualdad va a seguir existiendo.
Así, yo que estoy arriba soy solidario y limpio mi conciencia, como antiguamente lo hacia con la caridad. Nada de solidaridades, nada de caridades, ayudar es entender que el otro nos beneficia.
Se debe comprender que si ayudas al prójimo, el primer beneficiado eres tú, si no entiendes esto, vas a esperar compensación del otro y estás invalidando el sentido profundo del dar.
Si das, lo haces porque entiendes que dando, te quitas problemas de encima y se los prestas al otro para que el los resuelva si puede.
Nadie debe dar lo que necesita y si lo hace, es que está enajenado, pues rompería su propia supervivencia,



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